Sí, sé que es difícil vender tu novela a una editorial. Sé que lleva mucho tiempo y quebraderos de cabeza elaborar un dosier visualmente atractivo para enamorar al editor y lectores profesionales. Si no sabes por qué digo esto, te recomiendo que leas este artículo.
Pero, para no perder la costumbre de ir a contracorriente, a mí me encanta elaborar propuestas editoriales y currículums literarios. Como autora (El legado del bardo, 2020) he pasado por este proceso, he investigado y perfeccionado este incomprendido arte.
Y no solo eso, era la parte que más me gustaba de trabajar como lectora profesional para una editorial: adentrarme en las propuestas de los autores, ver cómo ellos veían su obra y comprobar si luego encajaba con lo que me encontraba en el interior del manuscrito.
Muchas veces servían para meterme de lleno en el ambiente y el tono de la historia y, otras, no tenían nada que ver, para bien y para mal. Aunque creo que prefería eso a cuando ni siquiera había propuesta editorial, en esos casos mis cejas se enarcaban automáticamente (ojalá supiera hacerlo solo con una).